Una de las razones por las que tomamos la iniciativa de lanzar este proyecto, es que es coherente con nuestro ideal de una Nueva Economía. Esta Nueva Economía trata de reconstruir la sociedad con políticas y prácticas económicas alternativas y sostenibles. Los Sistemas Complementarios de cambio caen en esta categoría, debido a que son un instrumento para:
El dinero que utilizamos en nuestra vida diaria es provisto por el sistema financiero corporativo como una empresa con fines de lucro, no por el gobierno como un servicio público a la comunidad. Como tal, el dinero que utilizamos no pertenece a los bienes comunes por lo que tenemos poco control sobre cómo se gasta y quién se beneficia. Un sistema local de cambios democráticos, pone el “poder del dinero” en manos de la gente. Sus usuarios pueden decidir la forma en cómo se ejerce ese poder.
Gracias a que los usuarios CES pueden adquirir bienes y servicios locales a través de su sistema de intercambio local, se reduce su necesidad de moneda nacional. La renta disponible en dinero convencional, a partir de las necesidades básicas cubiertas, por tanto, aumenta. Quienes comercian regularmente con los sistemas de intercambio complementario, se encuentran con que tienen más dinero en sus bolsillos al final de cada semana. La tasa de ahorro de la comunidad, y por lo tanto de la inversión en la comunidad y la generación de capital, va a mejorar. Esto se traducirá en una mejora en la calidad de vida general.
En nuestras comunidades el desempleo está creciendo y cada vez más personas son incapaces de satisfacer sus necesidades. Los padres solteros pueden necesitar servicios de cuidados temporales u otros servicios para sus hijos. Les pensionistas ancianos también necesitan una serie de servicios especializados o, simplemente, pueden requerir compañía para combatir la soledad. En la actualidad, la capacidad de una persona para acceder a estos y otros servicios es proporcional a su poder adquisitivo. El sistema de intercambio de la comunidad rompe este cuello de botella, haciendo más fácil que coincida la necesidad de unos con la oferta de otros. La gente ya no depende de la asistencia social o de la caridad, y la autoestima personal se eleva.
Debido a que el valor que se otorga al tiempo y al compromiso de cada una/o es establecido de forma individual por los participantes, el sistema de intercambio complementario, elimina las diferencias que existen en la economía convencional entre el trabajo de las mujeres y el trabajo de los hombres. Esta mayor igualdad evita la polarización de la comunidad entre los que “tienen” y los que “no tienen”. En la comunidad, la acumulación de créditos no tiene ningún sentido, ya que no generan intereses. Es sólo por la reinversión en ésta, que los individuos o la comunidad se benefician. Los Sistemas de intercambio local, fomentan la participación en todos los niveles de la comunidad.
El CES se conecta a sus usuarios en una red de información local, que ofrece a los residentes nuevos o aislados, una red de apoyo social instantánea. Esto ayuda a evitar el embarazoso trámite de la presentación a los nuevos miembros. A través de una red de CES, todos los usuarios tienen una vía lista para pedir apoyo o ayuda. Los ancianos jubilados, las personas con discapacidad, los jóvenes desempleados, los padres y madres de apoyo, los recién llegados, y las familias de ingresos únicos con socios atrapades en dormitorios suburbanos, tienen la oportunidad de construir lazos de amistad firmes, gracias a las relaciones iniciadas a través de la red.
El estilo de vida cada vez más transitorio, temporal y móvil en el mundo actual, ha dañado seriamente nuestro sentido de pertenencia a una comunidad como tal. La virtud que tiene el sistema de intercambio local, es que construye relaciones y es por lo tanto un poderoso medio para la generación de un sentido de la confianza entre miembros, componente indispensable para la salud de cualquier comunidad. Toda vez que las comunidades devienen más autosuficientes y conscientes de sí mismas gracias al uso del sistema de intercambio local, el aislamiento, el miedo y la soledad disminuyen y todos se benefician.
Mediante sistemas de intercambio complementarios es posible reducir la pérdida de la economía local, por medio de la creación de un sistema de intercambio, que reduce la fuga incontrolada de la riqueza de una comunidad. La riqueza producida por los usuarios de un sistema de intercambio local, sólo tiene valor en la comunidad en la que se genera, por lo tanto sigue siempre en circulación, generando más riqueza para todes. Estos sistemas dan a los miembros de la comunidad una nueva y poderosa herramienta que permite “dirigir” la economía local en beneficio del conjunto.
La verdadera riqueza de una comunidad estriba en los conocimientos y las habilidades de su gente. El dinero convencional se escurre, mientras que un sistema de intercambio local, mantiene esta riqueza en movimiento dentro de la comunidad, generando actividad económica y el acceso a la riqueza común a todos los involucrados. Las personas que han desarrollado una amplia gama de destrezas y habilidades, vuelven a ser miembros valiosos para la comunidad.
Las monedas nacionales siempre se derivan hacia los “centros de dinero”, creando desiertos de dinero y la disminución de la actividad económica local. Los sistemas de intercambio local, por el contrario, tiene su base en la comunidad y así mantienen la riqueza en su lugar de origen. Donde la actividad económica se encuentra estancada, el sistema de intercambio local estimula el comercio y permite que esa actividad que se había estancado debido a la falta de dinero, siga en marcha. Al estar la actividad económica enfocada en la comunidad, ésta se convierte en auto-suficiente y no depende de “las importaciones” ni de empresas externas para producir los bienes necesarios.
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